martes, 29 de marzo de 2011

¿Dónde quedan los momentos?

A veces las personas no se dan cuenta que los mejores momentos quizá no son a los que quieren pertenecer, sino los que pertenecen sin querer. Este viernes mismo fui partícipe de una escena preciosa.
Estaba esperando a que una amiga se probara unos zapatos en un centro comercial. Como tardaba empecé a observar a la gente pasar y de repente vi a unos padres que estaban sentados en un banco a unos pocos metros de mí. El padre tenía a su niña en brazos, calculé que tendría unos dos meses o así.
Parecía tan frágil, tan pequeña, una ilusión ganada en alguna noche de lujuria y besos, de amor. Sí, era un pequeño milagro de la naturaleza. Una conexión que tuvieron dos personas que se aman.
Su ropita rosa se movía alegre, al son del cuerpo, al ritmo de sus carcajadas. De repente, su pequeña mano, como si fuera justo el momento de hacerlo, se posó en un dedo de su progenitor.
Me pareció un gesto demasiado bonito como para que yo estuviera ahí, presenciándolo. Sin tener nada que ver en la escena, encajaba. Ya ves, un momento cualquiera, en un lugar de Toledo, unas manitas llenas de cariño, una sonrisa y una mirada ajena, esa mirada que faltaba para decir con palabras lo que puede significar algo tan pequeño. Lo más grande del día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario