jueves, 24 de marzo de 2011

En un banco, con una bolsa de pipas.

Sólo te quería recordar que hacerme feliz tampoco es tan difícil.
Simplemente súbeme a tu montaña rusa, sin marearme, con tiempo.
Dame vueltas, enséñame tu mundo.
Hazme reír, volar y soñar.
Apriétame fuerte el cinturón para protegerme.
Intenta que todo sea tan mágico como mis ganas de revolotear.
Súbeme para que esté a menos metros de tocar el cielo.
Grita mi nombre mientras estemos ahí arriba.
Dame la mano si lo necesito.
Hazme cerrar los ojos para sentir el vértigo en el estómago.
Que tus dulces pensamientos se entremezclen con los míos.
Que tu aire pase a formar parte de mis pulmones.
Haz que no quiera bajarme jamás.
Y si necesitamos un descanso, invítame a un helado de chocolate.
Que tus palabras sean tan suaves como tus dedos en mi cintura.
Y que lo que menos importe es el tiempo, ya sabes, soy una inversión.
Pero después prométeme que me llevarás a cuestas para montar de nuevo a la atracción de nuestra vida.

PD. Acuérdate de llevar también chicles.

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